- juanmaarija
MÁS VIVA QUE NUNCA
UN VUELO QUE EXTIENDE ALAS DE LIBERTAD Y DE PAZ

"Hola, me llamo Ilde y soy una enferma de cáncer en estado terminal. Os voy a contar mi experiencia a partir de mi enfermedad.
La llevo perfectamente y estoy totalmente de acuerdo con los cuidados paliativos: de no querer vivir he pasado a desear que se alargue lo máximo para estar con mis seres queridos y transmitirles mi alegría y mis ganas de vivir.
La vida es dura pero merece la pena vivirla. Es un regalo que tienes que aprovechar al máximo con tus hijos, tus nietos y amigos.
Cuando pasas por malos momentos es cuando más valoro los buenos. Si no, no sabría apreciarlos.
De todo corazón y convencida de lo que digo", Ilde
Desde luego la vida cuando se vive así en primera persona no tiene nada más que añadir. Todo está dicho.

Son ya muchos días los que he podido compartir momentos muy especiales con Ilde. Un manojo de vivacidad, que todo lo escanea con la mirada y que al mismo tiempo manifiesta sin decirlo apenas, unas ganas enormes de vivir y de paladear cada instante.
Un cuaderno es la única herramienta que tenemos para podernos comunicar bien y con serenidad. A veces pasamos más de media hora escribiendo y gozando de cada frase.
Palabras que se entremezclan contándonos muchas cosas a veces personales y que me hacen ver que la vida, aunque corre un poco deprisa, también se para en esos instantes donde podemos realmente compartir lo que nos llena y nos hace sentir al mismo tiempo en paz.

Ilde quiere comunicarnos que la vida hay que gustarla hasta el final y así lo ha manifestado en esa pequeña carta que nos ha ofrecido con todo el cariño. Beber hasta el último sorbo, sabiendo que las cosas se van acomodando; que hay momentos para perdonarse y también para corregir. Que hay momentos para la nostalgia y momentos para recordar que la vida ha tenido historias cargadas de mucha alegría. La última con el nacimiento de su nieto. Le ha faltado tiempo para enseñarme las fotos....
Ilde es una lectora de libros. Los devora. Es un pozo de sabiduría y de cordura que hace que el tiempo fluya y estemos realmente bien.

Enarbolando la bandera de la vida, Ilde sigue cada día y cada instante buscando todo resquicio de vitalidad para decirnos de muchas maneras que a pesar de todo, la vida brota y vale la pena vivirla.
Nadie merece pasar de puntillas por la vida. Nadie merece quedar en el anonimato. Nadie puede quedar en un recuerdo pasajero. Ilde, con su cuaderno, con su bandera de espíritu bien plantada, y con su enfermedad a cuestas, hace que cada día sea nuevo y en esa novedad tenemos la suerte de reflejarnos y de aprender más motivos para vivir.
Desde luego no podemos decir que la vida no nos tiende la mano y nos hace caminar con paso firme incluso cuando la niebla se ha plantado en medio del camino. Gracias Ilde, porque en esa habitación hay luz aún cuando es noche. Sigue volando en libertad.

Juanma Arija
Capellán Hospital Vázquez Díaz (Huelva)