- juanmaarija
EUTANASIA, SUICIDIO ASISTIDO VS CUIDADOS PALIATIVOS Y SOCIEDAD COHERENTE.

En medio de la tempestad, cuando el barco de la vida se ha tambaleado tanto hasta el punto de hacerte caer en medio de las olas y de la tormenta, te encuentras solo y en medio de la noche cerrada. Nadie hay a tu lado y solo flotas y sufres. Solo. Soledad. Angustia. Brazadas para nada más que para aguantar un poco más sabiendo que vas a morir ahogado. Solo.
En la noche de esa soledad que cierra puertas e historias, uno se deja abandonar en ese cansancio y sucumbe. Las olas se lo tragan definitivamente.

Una sociedad que ha ido abandonando el puesto de vigilancia para ver si hay alguien de la tripulación que está mal o simplemente se ha caído al agua. Una sociedad preocupada por tareas de producir, de ganar, de valorar la vida desde lo simplemente material a la altura del propio ombligo, se ha olvidado turnarse en ese puesto de vigilancia, entretenido con tantas otras cosas. El dolor, la compasión, el compromiso, la muerte…. No entran ya en estos códigos.
Los que van cayendo al agua en las tormentas, en la soledad más absoluta, sabiendo que hay gente en el barco y que no miran sus necesidades no tienen más remedio que dejarse llevar hasta que no pueden más. No son libres.

Todos, tan entretenidos con otras cosas, lejos de las enfermedades, de las fragilidades, de las compañías, de los consuelos, de las noches compartidas, de los “tequieros”, de los apretones de manos…..tanto para hacer entender que a pesar de todo, quien está enfermo no está solo ni lo estará jamás….. Toda una sociedad que se pone de perfil ante la situación de quien realmente más lo está necesitando. El enfermo, en esa situación, no es libre.
El mejor remedio y el más diplomático es hacer que el caído al agua entienda que lo que mejor puede hacer es dejarse llevar en esa soledad y que todo termine cuanto antes.
Cuando la sociedad ha perdido los papeles de la responsabilidad y utiliza el eufemismo de dejar la libertad a quien sufre y está solo para que firme su final de vida, es que estamos ante una sociedad incoherente, cínica e hipócrita.

Desarrollar unas políticas de cuidados paliativos más ajustadas a las realidades de quienes los necesitan, en lugar de dejarlos medio abandonados en su enfermedad, en su dolor, en su angustia…. Un Estado que no llega al dolor de su propia gente, que se pone de perfil y le da un bolígrafo para estampar una firma de final de vida, es un Estado hipócrita y ausente. Indolente.
La vida de todos, especialmente de los enfermos, necesita encontrarse con más vidas cuando más se necesita, no con bolígrafos y documentos que quieren hacer el paripé de estarles cercanos, pero que al final es un acto más de hipocresía, porque nunca lo estuvieron, nunca los conocieron y nunca los arroparon. Les dieron una falsa libertad.

Cuando la sociedad abandona a su suerte a quien sufre, amparándose en la libertad del otro, es que nos estamos escaqueando de la forma más espantosa de nuestras propias responsabilidades de permanecer en nuestro puesto de vigilancia. Y así nos va.
Juanma Arija, Capellán de Hospital.